Matthias Stomer (1600-1652?), La
adoración de los pastores (1632)
19 de diciembre, 2021
Dios mismo les va a dar una señal:
La joven está embarazada,
y pronto tendrá un hijo,
al que pondrá por nombre Emanuel,
es decir, “Dios con nosotros”.
Isaías 7.14, Traducción en Lenguaje Actual
Trasfondo
L |
a lectura profética de la
historia, practicada desde la antigüedad por los hombres y mujeres tomados por
el Espíritu para presentar un mensaje actual y pertinente al pueblo de Dios,
nos sigue deparando muchas sorpresas y enseñanzas. Cada vez que volteamos
nuestra mirada a la primera parte de Isaías (1-39), nos encontramos con la
poderosa mirada de un creyente inspirado por Dios para introducirse a la
situación histórica y proyectar en ella el sentido que Él deseaba que
compartiera con su comunidad. Isaías es un profeta de palacio. Será el profeta
con más referencias “mesiánicas”, pues sus mensajes sobre “el rey ideal” serán
releídos en las generaciones sucesivas hasta llegar a Cristo, como sucede con
Is 7.14, todo un anuncio del nacimiento de Jesús, tal como se interpretaría
después. La preocupación de Isaías por el rey futuro marca su insatisfacción
por los gobernantes actuales y su búsqueda de un horizonte utópico más acorde
con las intenciones divinas.
La
lectura profética de Isaías 7
Su
perspectiva de la historia no necesariamente coincidió con las intenciones del
rey: al anunciar el advenimiento de una figura que cumpliría el designio
divino, Isaías proyecta las esperanzas populares en un sentido subversivo, esto
es, contrario a las estrategias del gobernante en turno. Como los demás
profetas, él aún creía en las posibilidades de la política, aun cuando los
acontecimientos se precipitaron para romper sus expectativas. Durante la
monarquía de Judá, este profeta encontró en la historia los elementos que le
permitieron encontrar rutas para la salvación del pueblo, inmerso en problemas
socioeconómicos, políticos y, por supuesto, espirituales. Lo que Isaías, en
primer lugar, propuso a los gobernantes y al pueblo fue hacer un alto en el
camino y evitar ser dominados por la coyuntura. Es por eso que escribió el
llamado “Libro de Emmanuel” (caps. 6-12), en donde al mismo tiempo que exhortó
al rey de Judá a confiar plenamente en Yahvé, lo llamó a superar el miedo que
le producían las alianzas políticas a su alrededor (Is 7.1).
Frente
a esto, la palabra del Señor es consoladora: ““Ten mucho cuidado, y mucha
calma. No tengas miedo ni se sobresalte tu corazón por causa de Resín y de
Siria, y del hijo de Remalías” (v. 4). En la religión bíblica, el surgimiento
del mesianismo, es decir, la esperanza en la venida de un redentor histórico
que arreglase la situación de manera casi instantánea, obedeció a la suma de
fracasos que la sociedad experimentó y que aumentó progresivamente las
dificultades para alcanzar el ideal por el que nació el pueblo de Israel. “La
palabra profética para enfrentar el peligro es sorprendente pues impulsa a Acaz
a resistir y mantenerse firme frente al acoso, minimizando la amenaza de sus
vecinos del Norte y sin ninguna reacción inmediata. A su vez, por el contexto,
vemos que esta opción es interpretada como la posición de confianza en Yavé y
de fidelidad a su alianza: ‘si no os afirmáis en mí no seréis firmes’ (7.9), lo
cual significa concretamente “si no confiáis en mí, no subsistiréis’ (ver
también 10.24-27)”.[1]
Ante
la vacilación de Acaz para proponer una señal, luego que el Señor ha ofrecido
“generosamente un signo para confirmar su palabra y robustecer la fe vacilante
del rey” (vv. 10-11),[2] y
frente a su hipocresía (12-13), el profeta reacciona en nombre de Dios y le
recuerda que él mismo es continuador de la salvación prometida a David. La
figura del niño prometido, el propio hijo de Acaz, cuyo nombre es toda una
garantía de la cercanía de Dios, sería el símbolo de la superación de las
limitaciones de ese gobierno limitado por sus temores.
La
perspectiva de Mateo 1
La breve enunciación de Mateo acerca del nacimiento de Jesús es una muestra de cómo su “opción navideña” consistió en narrar los sucesos desde una perspectiva popular, pero no por ello menos seria, y también desde una visión basada en las profecías antiguas. Luego de presentar la genealogía de Jesús para referirlo como descendiente del rey David, su apuesta inicial, desarrollada consistentemente en el resto del relato, plantea un conflicto acerca de la paternidad de Jesús (Mt 1.18-20). Los nombres anunciados para el niño, Jesús (Mt 1.21) y Emmanu-El (Mt 1.23), el primero ligado a la historia antigua de salvación (sinónimo actualizado de Josué y Oseas), y el segundo en relación con la profecía de Isaías sobre la cercanía de Dios (vv. 22-23, “Dios-con-nosotros”), destacan la intervención de Dios. La mediación del Espíritu, como “tercero en discordia”, convenció a José de sumarse al proyecto divino como parte de una historia de fe y convencimiento (v. 24).
…la narración de Mateo está
atravesada por un tema único, desarrollado en diferentes movimientos. […] En
1.22-23, […] el evangelista escribe: “[…] He aquí que la virgen concebirá y
dará a luz a un hijo al que pondrá por nombre Enmanuel”. […] En analogía con
esta declaración, la última palabra de la última instrucción que da el
resucitado a los suyos […]: “He aquí que yo estoy con vosotros todos los días
hasta el final de los tiempos” (28.20).
El tema de la narración mateana, por consiguiente, es el estar-con-nosotros de Dios en Jesús de Nazaret. En otras palabras, al hacer el relato del destino de Jesús, Mateo quiere señalar que el Dios de Israel está con nosotros, cómo y con qué fin está con nosotros. La manifestación de la presencia salvadora y transformadora de Dios: ése es el eje central de la historia que se desarrolla en la vida del Jesús terreno.[3]
El nombre
simbólico del Mesías que nacería en Belén es sinónimo de la gran verdad
evangélica central: el Dios cercano, “al lado, junto a nosotros” que resume
todo el contenido de las Buenas Nuevas que llegan con su venida: “… proclamar
el ‘con-nosotros’ de Dios, la proximidad y la fidelidad de Dios con vistas a la
salvación de los hombres y la protección de los creyentes”.[4]
Invocar y proclamar a Dios como un “Dios con nosotros” es la mayor audacia que
pueda aparecer en labios humanos: “es Dios quien nos invita a ver en Jesús al
Salvador, el Emmanuel”.[5]
Tal como la ha resumido la Dra. Catherine Gunsalus González: “Lo que nos
estamos preparando para celebrar esta Navidad es esta inimaginable presencia de
Dios en medio de nosotros: el hombre Jesús de Nazaret que enseñó y actuó el
gran Evangelio de la presencia de Dios con nosotros y el amor por nosotros;
cuya vida encarnada continuó después de la cruz como Cristo resucitado, a quien
el Espíritu Santo nos une en la comunidad de fe. Pero ése no es el final de la
historia. Lo que se nos promete es una nueva forma final de la presencia de
Dios entre nosotros (Apocalipsis 21.3, 22)”.[6]
Conclusión
Cada época demanda al pueblo de Dios
una lectura profética de la historia en consonancia con los impulsos del
Espíritu para orientar y canalizar adecuadamente la fe de las comunidades,
inmersas, comprometidas y desafiadas por el momento en que viven. La respuesta
de la palabra divina a las necesidades humanas siempre llega a tiempo, pues el
plan de Dios debe cumplirse cabalmente. Cada vez que la fe se proyecta en el
tiempo, es posible alcanzar una mejor comprensión de lo que Dios quiere hacer
en el mundo para beneficio de los seres humanos. El Dios-con-nosotros, en medio
del mundo, en toda coyuntura, ante cualquier circunstancia, representa la
certeza de que podemos caminar hacia adelante, confiados/as en la cercanía
divina dominada por una profunda simpatía por la causa y la existencia humana
digna y justa.
[1]
Samuel Almada, “Miedos, alianzas y esperanzas en
torno a Isaías 7”, en Revista de
Interpretación Bíblica, núm. 61, 2008/3, p. 73, www.centrobiblicoquito.org/images/ribla/61.pdf.
[2] L. Alonso Schökel y J.L. Sicre Díaz, Profetas.
I. Madrid, Ediciones Cristiandad, 1980, p. 147.
[3] Jean Zumstein, Mateo el teólogo. Estella, Verbo Divino, (Cuadernos bíblicos, 58), p. 9.
[4] Ibid., pp. 42-43.
[5] Claude Tassin, Evangelio de
Jesucristo según san Mateo. Estella, Verbo Divino, 2006
(Cuadernos bíblicos, 129), p. 10.
[6]
C. Gunsalus González, “La presencia de Dios entre nosotros”, en Asociación para la Educación Teológica Hispana, 10 de diciembre de
2021, www.aeth.org/reflexi_n_de_adviento_semana_2_advent_reflection_week_2.
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