sábado, 29 de junio de 2024

La paz, el amor y la fe en Dios (Efesios 6.21-24), Pbro. Dr. Mariano Ávila Arteaga

30 de junio de 2024

¿Quién hubiera dicho que un movimiento que empezó con un grupito de 12 personas habría de transformar el mundo de manera amplia y radical?  Sobre todo, tratándose de un grupo de personas que enfrentó enormes poderes contrarios a su existencia tanto a nivel nacional (el judaísmo) como imperial (Roma).  

Una visión radical y transformadora del poder de la gracia de Dios

La visión que Efesios nos da de la Iglesia consiste en que ésta se plantea en medio de la sociedad y mundo como una comunidad alternativa bajo el señorío de Cristo, como una nueva humanidad (2:15; 4:13). Tal comunidad ha de poner en jaque de manera radical al poder y los poderes que operan en el mundo; por su fidelidad y lealtad a un solo Señor, Jesús el Mesías, rechaza a los dioses del dinero y el consumismo, a la comercialización de la sexualidad humana y a toda forma de perversidad en la sociedad (5:3-14). Esa nueva humanidad vive empeñada en hacer realidad la comunidad alternativa del Reino de vida, fundada en el Mesías Jesús; así cuestiona los modelos sociales, familiares y políticos de la sociedad. Es pues una iglesia que mantiene la unidad a toda costa y se ofrece en el teatro del mundo como un modelo de convivencia plena, de buen vivir, de shalom. 

Vivir cada día guiados por la imaginación de una nueva humanidad, poema de Dios

No hay duda que Efesios nos provee una de las pocas y mejores síntesis de lo que significa e implica la obra redentora del Dios trino en el mundo. Si logramos asimilar esa visión y aprendemos como discípulos de Jesús a hacerla una realidad en nuestra vida cotidiana y en sus múltiples relaciones personales y sociales, contribuiremos a que el reino de Dios sea más visible en nuestro México, a que la nueva humanidad creada por Dios sea una realidad tangible hoy día.

Ésa es la función de la fe. La imaginación profética no es otra cosa que la esperanza militante (1:12, 14, 18; 3:10, 14-19; 4:4, 13). La esperanza de mirar con los ojos de la fe las realidades no visibles como si lo fueran: La fe es la garantía de lo que se espera, la certeza de lo que no se ve.” (Heb 11:1).

Es vivir cada día, por fe y no por vista; es sostenernos firmes ante los poderes del mal, los señores de este mundo, y decirles no, porque nos mantenemos firmes como si estuviéramos viendo al Invisible. (Heb 11:27)

Es la confianza de que las sencillas semillas que sembramos con lagrimas y dolor muy pronto sean una cosecha generosa que alegre inmensamente nuestro corazón por las rebosantes gavillas que cargamos (Salmo 126:5-6).

Es la esperanza de construir la nueva humanidad propuesta por Dios, de verla hecha carne en nuestras comunidades, como primicia del reino y adelanto de la vida que es posible aquí y ahora. Es la fe con obras que no está muerta. 

Contemplar de rodillas la obra del Dios Trino: Una visión de la radicalidad de la gracia de Dios

La primera mitad de la carta, capítulos 1 al 3, nos da lecciones centrales del amor y la gracia de Dios que desbordan, cuestionan y corrigen cualquier deseo de arrogarnos al menos un ápice de la salvación. “No por obras, para que nadie se jacte.” (2:9).

Necesitamos contemplar y apropiarnos de esta visión para ser transformados a la semejanza de Jesús. 

Liturgia para adorar al Dios trino

El culto como fuente de identidad, visión y vocación (1:1-3:21)

Una manera alternativa de entender la realidad

A.   Salutación y bendición (1:1-2)

B.   Himno de elogio, adoración y bendición al Dios Trino, nuestro redentor (1:3-14)

       Afirmación de nuestra identidad y vocación.

C.   Oración de gratitud (1:15-16)

D.   Intercesión por el pueblo de Dios (1:17-19)

E.   Revelación del misterio del evangelio y su significación para la Iglesia:  el poder creador de Dios (1:20-2:22).

F.   Testimonio: El ministerio de Pablo como artesano de la paz (3:1-13)

G.   Intercesión por la familia de Dios (3:14-19)

H.   Doxología:  Adoración al Dios Trino (3:20-21)

La mejor teología se aprende de rodillas, en actitud de adoración. Así asimilamos la visión

Lo que Dios, en su gracia, ha hecho por nosotros.

·  Padre: Elección, predestinación, adopción,

·  Hijo Amado: Redención, artesano de la paz (shalom),

·  Espíritu Santo: Fe, sello de propiedad, garantía de nuestra total salvación, Señor y dador de vida.

En un contexto de esclavitud bajo los enormes poderes que operan en nuestro entorno (mundo, demonio y carne), la redención de que hemos sido objeto nos libera para una vida plena como imitadores de Jesús, el artesano de la paz.

La reconciliación profunda que Jesús hace posible entre grupos humanos (judíos y gentiles) rompe los muros de separación debidos a la etnia, color, clase social, religión, genero o ideología política.

El extraordinario poder del Espíritu que obra en nosotros, hace posible las enormes tareas y llamado que como iglesia tenemos, en lo personal y lo comunitario.

La oración intercesoria de Pablo deja clara nuestra dependencia en el poder del Espíritu. (3:14-19). 

Andar, caminar, vivir como es digno de nuestro llamado

Una visión de la radicalidad del estilo de vida de la familia de Dios.

La vida cristiana: Una liturgia para la gloria de Dios, una artesanía de shalom y una batalla cotidiana (4:1-6:24)

A.   El llamado de Dios a mantener la unidad: fruto y dones del Espíritu (4:1-16)

B.   El tejido de la vida comunitaria / la nueva humanidad (4:17-32)

C. Como artesanos del shalom, en el poder del amor-entrega, haciendo de la vida cotidiana un acto de culto y ternura (5:1-2)

 B.   La edificación de una familia alternativa por el poder del Espíritu, con una ética familiar y laboral alternativa, de servicio y sumisión mutuas. Relaciones de reciprocidad, mutualidad y corresponsabilidad (5:15-6:9)

A.  Unidad ante la abierta guerra contra los poderes de este mundo (6:10-20)

Saludos y bendición final 6:21-24) 

La nueva vida se practica en formas de vida que desafían los modelos sociales, políticos y religiosos de aquellos días y los nuestros.

·         La unidad de la iglesia es uno de los desafíos más claros de la carta. Es una unidad que está en el centro del propósito reconciliador de Dios (1:10) y que fue también uno de los objetivos de la muerte de Jesús en la cruz (2:11-23). Es la paz-shalom-eirene. Jesús es el artesano de la paz. Nosotros y nosotras estamos llamados a guardarla, mantenerla, conservarla, protegerla, cultivarla (4:3).

·         La vida en comunidad de la iglesia desconoce las jerarquías y postula el sacerdocio universal de todas y todos los creyentes, por el fruto y dones del Espíritu. En esto el modelo de Jesús es fundamental.

·         La construcción o edificación de la nueva humanidad es tarea cotidiana de cada uno de los santos: La verdad, la justicia, el servicio mutuo, son expresiones de esa tarea.

·         El eje de la vida cristiana es la práctica continua del amor, siguiendo el modelo de Jesús. Este se aplica en todas las relaciones de la vida: La entrega de la vida por el bien de los demás.

·         Por ello, las relaciones familiares están radicalmente opuesta a los modelos patriarcales prevalentes entonces y ahora. Sea entre esposo y esposa, padres e hijos, amos y esclavos, las relaciones de han de caracterizar por la mutualidad y reciprocidad en el servicio mutuo. Estas relaciones, cuando se practican desafían los modelos establecidos y hacen posible una nueva humanidad. Este es un modelo de dignidad, de recuperación de nuestra humanidad y de trato tierno y constante.

·         En todo lo anterior, se libra a diario la batalla contra las fuerzas de maldad en este mundo.

·         En medio de esa visión grandiosa hay lugar al reconocimiento de quienes, con fidelidad, como Tíquico, encarnan el carácter de Jesús: Fidelidad, humildad y servicio. Esto no es un sueño, hay múltiples ejemplos de personas que encarnan y viven esa visión.


    El poema de Dios

    César Abreu-Volmar (Puerto Rico, 1944)

     Y quise escribir

     el mejor poema,

     pero Tú lo habías hecho,

     Señor.


     Y quise encontrar

     la mejor palabra,

     pero Tú eres la Palabra

     por excelencia.


    Somos tu poema,

    escrito con dolor

    y sangre de tu Hijo,

    de tu propio corazón.


    El mundo es tu

    parto de palabras;

    somos las sílabas

    de tu Gran Canción.

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