William Strutt (1825-1915), Un niño pequeño los guiará (1896)
17 de diciembre, 2023
Trasfondo
Este texto es considerado por la casi totalidad de los
autores como mesiánico, o una relectura de perspectiva mesiánica.
Podemos decir que puestos los pies en el Nuevo Testamento se ha releído de esa
forma, y se ha pensado como característico de la persona de Jesús como Mesías.
En el Nuevo Testamento vemos como los apóstoles y el mismo Jesús citan al
profeta Isaías muchas veces para afirmar lo que estaba sucediendo.
La vida de Isaías
estuvo determinada por su experiencia en la casa de Yahveh en el monte Sión,
muy cerca de la casa del rey, por lo que conocía de cerca los aspectos de un
reinado. Isaías era un hombre de Dios que se sentía sobrecogido, conmovido por
la grandeza de Dios y parte de su misión era hacer comprender al pueblo de
Israel lo que significaba tener al Santo en
medio de ellos, quiere hacerles entender que Dios quiere la hermandad y la
justicia entre los hombres.
En su momento
Isaías quiere que se entienda la estremecedora noción del Dios santo, que esta
por encima de todo, que conoce todo, pero que sin embargo esta muy cerca de su
pueblo, lo conoce, les esta diciendo que el no puede tolerar ninguna actividad
que lo manche, que lo haga menos, o acciones arbitrarias.
Este Isaías que anunció una
desoladora invasión por parte de los asirios porque el pueblo rechazó a Yahveh
como su Dios y su fuerza, es el mismo profeta que anuncia la esperanza de un
gran rey, de un rey justo, porque la destrucción que veían con la invasión de
los asirios y otros pueblos, no era la última palabra de Dios. Isaías empieza a
decir al pueblo es este capitulo que:
1 Una
vara saldrá del tronco de Isaí;
un vástago retoñará de sus raíces.
2 Sobre
él reposará el espíritu del Señor
Un retoño
dice en la NVI, un vástago, una vara de la línea de Isaí, significando
descendencia de su hijo David, que estaría lleno, pleno del Espíritu del Señor,
un descendiente, que se caracterizaría por tener el mismísimo aliento de Dios
sobre él.
Un rey que gobernará sobre el trono de
David como dice Isaías 9.7. Un retoño es un producto tierno y se pensaría
débil, pero el mencionarlo aquí de esa manera se deduce que se hará mucho más
que eso, que será fuerte, que nace de un tronco que se pensaría seco, surge
este renuevo de las raíces de la línea de David. Se deduce de aquí que su poder
no se obtendría por medio de la violencia ni tendría espíritu de violencia. Esta
plenitud, este espíritu de sabiduría de consejo y de poder no lo obtendría por
medio de la violencia de las armas, del engaño, sino que seria un poder
recibido, se depositaria todo este señorío sobre sus hombros.
La monarquía davídica tuvo desde el
principio un solido apoyo religioso sacerdotal y todo lo relativo a David y las
promesas de Dios hechas a David marca siempre un punto de referencia muy
importante. Se podría
decir que los reyes posteriores se medían con el rey David.
Es muy
interesante ver que el profeta pone de manifiesto muchas cualidades que supera las atribuciones de un rey ordinario, que los reyes de Israel debieron
tener porque se consideraban dones divinos dados por Dios, pero lamentablemente
estos reyes no fueron capaces de ejercerlos, no fueron capaces de ejercer como
Dios lo quería. Ahora
bien, estos atributos que describe Isaías pertenecen a la actividad de la
monarquía. Eran los reyes
quienes debían tener estos atributos de sabiduría y de inteligencia, de consejo
y de poder. O ¿sería que
Isaías estaba describiendo unas cualidades imposibles de tener? Podemos pensar que Isaías deseaba que el rey
que estaba subiendo al poder tuviera estos atributos. Pero, también, si vemos
estos atributos desde la perspectiva de la esperanza mesiánica, nos lleva a pensar en Jesús, que él
si podía tener todas estas cualidades y de hecho las ejerció, y también serán
ejercidas en el esperado reino de Dios. Realmente no hay comparación con lo que
el Mesías traería y haría siglos después.
Dice Isaías
en el v. 2 que el Espíritu de Dios reposará sobre el. El Espíritu Santo, con
todos sus dones y gracias, no sólo vendrá, sino que descansará y morará sobre
él; tendrá el Espíritu no por un tiempo, sino que morará sin medida, morando en
toda su plenitud. En la esperanza
mesiánica vemos a un Jesús que inicia su ministerio diciendo en Lucas 4:18: “El espíritu del Señor esta sobre mí”.
En cierto modo, el primer libro de Samuel nos dice que el rey Saúl y David
fueron dotados del espíritu divino para mejorar su capacidad de liderazgo y
llevar a cabo su trabajo, parece que estaban ejerciendo con una capacidad que
era más que meramente humana. Sin embargo, los reyes
davídicos manifestaron un espíritu que tenía muy poco de Dios.
Isaías tal
vez deseaba que el joven rey Ezequías se comportara de esta forma. Pero si en
este rey no reposa el Espíritu de Dios, si no lo hay, los resultados de su gobierno no serian diferentes a los demás reyes. No se podrá decir
lo mismo al pensar en el Mesías, en el cual sí reposó el Espíritu de Dios en toda su plenitud,
formidable, gigantesca, asombrosa, magnifica. Viendo las cosas desde el punto
de vista mesiánico del Nuevo Testamento, el Mesías si tuvo esta fuerza
magnifica del Espíritu Santo.
Continuamos
con las características de este renuevo, de este rey. Dice Isaías que tendrá “espíritu de sabiduría y entendimiento o
inteligencia”, tendrá la habilidad de percibir todas relaciones de su
entorno, entenderá completamente como deberá gobernar y ejercer su poder. Discernimiento
parece un término muy próximo al de sabiduría. El rey Salomón tenia esta capacidad
de discernimiento, de examinarlo todo. Una mente que tiene discernimiento demuestra una
sabiduría y una agudeza que van más allá de lo que se ve y se escucha. Pero
esta palabra no nos es ajena. A nosotros los cristianos se nos pide el poder
discernir para saber lo que es mejor (Filipenses 1.10)
Otra
característica es que esta sabiduría y entendimiento le daría integridad. De
hecho podemos leer en Juan 2.24, que dice que “Jesús no confiaba en ellos porque los
conocía a todos, conocía la intención de los corazones”, no confiaba en
todo el que se le acercaba. Tendría espíritu de entendimiento por lo que se
puede decir que tendrá la habilidad o capacidad de pensar y obrar con buen
juicio. Todo ello vendrá de Dios. En los
tiempos de Isaías, la sabiduría en los reyes era considerada muy importante
pues era un don de Dios, era un elemento esencial, era necesario para el
gobierno, era una cualidad de un rey.
Pensando más en la esperanza mesiánica y
la obra de Jesús, él tendría que dar a conocer todo sobre el reino de Dios,
daría a conocer a Dios mismo, tendría este entendimiento.
Siguiendo con
los requisitos según Isaías, el rey tendría el espíritu de consejo. Virtud por excelencia de
los reyes. La palabra consejo va junta con sabiduría. El rey seria un consejero, pues estaría
dotado de conocimiento para poder discernir entre las cosas y tomar buenas
decisiones. Un consejero en la política hoy en día como en la antigüedad debe tener
la habilidad de combinar varios elementos y datos e información, leer libros,
ver noticias, escuchar podcasts, música, todo de diversa índole para
poder ofrecer un consejo útil.
Por ejemplo,
los secretarios de Estado de distintos países, los primeros ministros de
Inglaterra tienen esta tarea, por ejemplo, quien no recuerda a Henry Kissinger de Estados Unidos y
sus decisiones internacionales tan polémicas, o a Sir Winston Churchill o
Margaret Thatcher de Inglaterra, que desempeñaron
papeles importantes por sus decisiones, todos ellos cambiaron el curso de la historia de alguna forma. Ser consejero no es cualquier
cosa, por ello este rey o renuevo será especial, lleno del Espíritu de Dios,
estaría dotado de conocimiento para poder tomar buenas decisiones.
Los vv. 2 y 3
dicen que “tendrá espíritu de conocimiento y temor del Señor (respeto del Señor), el
se deleitará en el temor del Señor”. El Espíritu con el que será
revestido le hará de rápido entendimiento, viviendo en el respeto y reverencia
a Dios, en el temor del Señor. Siempre buscará la guía de Dios y no se apartará
de ella. Poniéndonos en la esperanza mesiánica en un rey futuro, esta
característica del temor al señor no nos es extraña, pues Jesús la ejercía y la
enseñaba.
Isaías
continúa describiendo ahora, la forma en que llevara a cabo este gobierno donde
no se juzgará según las apariencias. (vv. 3-4). Será crítico, no juzgará, ni
gobernará según las apariencias, sino que verá y percibirá las cosas y personas
tal cual son, el rey debe evitar
a toda costa caer en juegos tramposos o juicios vanos. No se dejará llevar por las
opiniones de otros. Aquí nos vienen a la mente pensando en la actividad
mesiánica de Jesús, un ejemplo de cuando pidieron su opinión sobre el juicio de
la mujer adúltera que querían apedrear los judíos, donde la multitud lo
presionaba para una acción inmediata. Este rey que describe Isaías funciona,
trabaja, a partir de una rectitud y una fidelidad fundamentales que darán a sus
juicios, a sus respuestas, a sus opiniones, una fuerza moral inquebrantable.
Pensemos en la respuesta de Jesús a esta
gente que fue inesperada pero justa: “Aquel
de ustedes que esté sin pecado, que le arroje la primera piedra” (Juan 8.7).
Este rey que
Isaías describe tendría un reino de justicia. La justicia y la sabiduría
siempre iban juntas. Tendría investidura divina para gobernar. Si pensamos en
un Mesías, este seria justo y gobernaría a su pueblo con justicia, sería un
reino seguro.
“Defenderá los derechos de los pobres” (v. 4). Un comentario dice que esta es una
expresión de una función de la realeza, que tenían que aceptar, no sólo de
Israel sino del antiguo Cercano Oriente.
El rey que no aceptara esta expresión al menos en principio no podría sobrevivir. Los pobres, los indefensos y los marginados debían recibir la
protección especial del soberano. Sin embargo, siempre ha habido un gran
océano, una gran brecha, entre lo ideal y lo presente. Difícilmente se podrían tomar estas decisiones a favor de
los necesitados a menos que la realeza fuera de un tipo extraordinaria. Estos
versículos de justicia nos dan a pensar en la historia de la salvación, en la
esperanza mesiánica, en Jesús. En la celebración de ese niño tan esperado, en
el rey tan esperado.
Podemos
observar esta característica cumplida en Jesús cuando leemos lo que dice el
Evangelio de Lucas 4.18 al iniciar Jesús su ministerio en la sinagoga de Nazaret,
y leyó el rollo de Isaías 61: “El Espíritu del Señor esta sobre mí, me ha
ungido para proclamar buenas noticias a los pobres…”. Es a ellos a que el
ungido del Señor les proclamaría buenas nuevas de salvación.
Somos nosotros los destinatarios de
tal bendición y como tales esperamos la totalidad del Reino de Dios.
Otra característica
más de la forma en que llevará a cabo su reinado o su gobierno, v. 5, es que juzgará
con juicio justo: “La justicia y la
fidelidad (lealtad) serán el cinto que ceñirá su cintura”. Será justo en
la conducción de su gobierno, y su justicia será su cinto; esta es una imagen
muy ilustrativa pues podemos imaginar a la justicia rodeando su cuerpo siempre. Como si estuviera pegada a él. Simbología de un rey que valientemente
defiende a su pueblo. También simbolizaría fuerza en sus decisiones. Se pondría
la justicia para toda acción o acto que el rey llevara a cabo. Se podría pensar que la justicia, el hacer el
bien seria la señal más visible de este rey. ¿No es ésta la esperanza mesiánica
que esperamos? Isaías esta diciendo que el rey debía tener estas dos cualidades
esenciales: justicia y fidelidad/confiabilidad: hacer lo correcto y ser
verdadero en todas las circunstancias. Otra vez vemos que estas características
llevan hacia una persona con integridad.
El profeta
había hablado antes, en el capitulo 9, de un niño que debería nacer, un hijo
que sería ser dado, sobre cuyos hombros debería estar el gobierno, con la
intención de que esto fuera el consuelo del pueblo de Dios en tiempos de
dificultad. Pero en este capitulo redondea mas su perfil, de una persona en
acción. De un Rey que le importan los necesitados, los pobres y los quiere ver
a salvo. Se vislumbra un reino de seguridad. Se vislumbra el Reino de Dios.
vv. 6-8. La
lectura de estos versículos da muchas ideas, pero trataremos este pasaje en una
forma figurativa, es ver y sentir que en un reinado y sobre todo en uno
mesiánico, el miedo que pasea con la inseguridad, el peligro, y el mal serian
eliminados tanto para el individuo como para el mundo.
Es apreciar que se describe un tiempo de paz, de una especie de eliminación de las contradicciones y de
las oposiciones. Tan sólo con pensar que
el lobo convivirá con el cordero, se vislumbra paz. De todas formas, los vv.
6-8 parecen señalar que Isaías imaginaba que la llegada y el gobierno del nuevo
rey tendrán como consecuencia un reino de una paz extraordinaria y que en
adelante ya nadie tendrá miedo.
Pensando en la esperanza mesiánica,
vemos, que las características que Isaías pensó sobre un verdadero rey se
cumplieron en la vida de Jesús, pero también vemos que falta más, que aún no ha
llegado este tiempo en totalidad, que aun estamos esperando, esa justicia
total, esa paz total de Dios. El Mesías sería justo y gobernaría a su pueblo
con justicia, sería un reino pacifico sin guerras, sería un reino estable pues
permanecerá para siempre y será universal, mundial. Estas son las
características principales del reino mesiánico que fue iniciado por Jesús.
10 Cuando
llegue ese día, sucederá que los pueblos irán en busca de la raíz de Isaí,
la cual
se plantará como estandarte de las naciones;
Conclusión
Cuando llegue ese día significará que el rey habrá
cumplido fielmente su función y su tarea, pero hasta entonces la historia de la
salvación sigue su curso; nosotros seguimos en ella, pues aún no ha terminado y
que mientras recordamos eso en este tiempo de Adviento y celebramos su venida
no debemos olvidar lo dicho por Pablo en 1Tesalonicenses 5.16. ¿Cómo
esperaremos la promesa del Mesías con todas estas características por cumplir?
¿Cómo esperaremos esta visión de Isaías del Reino de Dios?
16 Estén siempre gozosos. 17 Oren sin cesar.18 Den
gracias a Dios en todo, porque ésta es su voluntad para ustedes en Cristo
Jesús. 19 No apaguen el Espíritu. 20 No menosprecien las profecías.
21 Examínenlo
todo; retengan lo bueno. 22 Absténganse de toda especie de mal.
Stott, Contracultura
cristiana, p. 43
Stott,
Toda la Biblia en un año, p. 364.
Asurmendi, Jesús M., Isaías 1-39. Estella, Verbo Divino 1981 (Cuadernos bíblcios, 23).
Oswalt, John N., The New International Commentary on the Old Testamtent. The Book os Isaiah 1-39. Grand Rapids, Eerdmans, 1996.
Stott, John. Contracultura cristiana. El mensaje del Sermón del Monte. Buenos Aires, Ediciones Certeza, 1984.
Stott, John, Toda la Biblia en un año. Buenos Aires, Ediciones Certeza, 2013.